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Conversaciones para la alianza de empresa y familia

Monseñor Munilla: «Los problemas de fondo de la crisis social son la secularización y el ataque a la familia»

El Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante ha pronunciado una conferencia organizada por la Cámara de Comercio de Alicante en la que ha destacado la importancia de estar «vinculado a Dios»

Carlos Latorre

El Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Monseñor José Ignacio Munilla, ha realizado este viernes un alegato a favor de la familia frente a la «crisis social» que se está viviendo actualmente en Occidente. Lo ha hecho en una conferencia que ha impartido en el Camara Business Club, una iniciativa de la Cámara de Comercio de Alicante que ha tenido lugar en el complejo El Plantío.

Su intervención la ha comenzado aseverando que todos los acontecimientos turbulentos que están sucediendo no son fruto de la casualidad ni novedosos, sino que vienen «de lejos» y para sustentar esa opinión ha puesto el símil de que desde hace años «se estaba cambiando el agua de la pecera sin que los peces lo advirtiéramos». Por ello, cree que existe una «crisis de la modernidad» ante la que no se ha tenido la «suficiente capacidad de crítica».

Respecto al origen de este deterioro, Monseñor Munilla ha apuntado dos claves: «la secularización y el ataque a la familia». «Hay una crisis de desvinculación y si nos desvinculamos de Dios uno se avergüenza de sus raíces, de las relaciones sociales y se aísla. También de la vocación laboral, de la familia, del matrimonio y de la propia conciencia», ha indicado el religioso. Asimismo, quien sigue por esa senda termina «perdiendo su identidad» lamentando no saber quién es.

Necesidad de hacerse preguntas

Según ha explicado el Obispo, la consecuencia de que haya «individuos desvinculados» es que estos automáticamente se convierten en personas «fácilmente manipulables» porque «necesitan imperiosamente a ‘papá Estado’ para que les salven». «Sustituyen su conciencia por un Estado protector y manipulador», ha incidido. A colación de ello, ha criticado que «el sueño del nuevo orden mundial» sea el de que la mayoría de ciudadanos quiera convertirse «en funcionarios» de ese sistema de ayudas públicas, lo que convierte el panorama en un auténtico «desaguisado».

Igualmente, considera que el «materialismo occidental tiene colmado el horizonte», es decir, «no hay necesidad de Dios porque tengo a mano todo lo que necesito». «En verdad, es como se hacía con los burritos poniéndoles orejeras. Jesús ya habló del peligro de las riquezas. Para combatirlo hay que suscitar preguntas como ‘¿qué sentido tiene esta vida?‘ con tal de quitarnos las orejeras», ha sugerido.

Por todo lo anterior, el responsable de la Diócesis de Orihuela-Alicante deduce que las «causas principales de la infelicidad» de hoy en día en la sociedad radican en «el olvido de Dios, así como en la debilidad y la inestabilidad de las relaciones familiares». De este modo, ha recalcado que «donde nos jugamos la felicidad no es en quién es el presidente del Gobierno, sino en la salud de nuestras relaciones familiares y la fortaleza de nuestra fe». Haciendo un símil político, Monseñor Munilla ha asegurado, citando a Chesterton, que la familia «es el mejor Ministerio de Sanidad, de Educación, de Bienestar Social y del Interior», por todos los valores y elementos de salud mental, conocimientos y formación y de convivencia que aporta a sus miembros.

En concreto sobre el tema educativo, se ha mostrado contrariado con que desde las administraciones públicas no se promuevan estudios «sobre qué influjo tiene en el fracaso escolar que los hijos provengan de una familia desestructurada» porque «la relación entre el fracaso escolar y la familia es obvia» debido a que el divorcio «es el mayor factor de pobreza».

«Siempre hay esperanza»

Igualmente, y subrayando el momento «preocupante», Munilla se ha referido al contexto político español, calificándolo de «momento de especial gravedad», puesto que «ninguno de nosotros habríamos pensado hace una década la deriva política tan errática de los últimos años y especialmente de las últimas semanas», advirtiendo a la par que ese «desnortamiento» es tan solo «la punta del iceberg» de una crisis «que se ha ido cuajando con el tiempo» mediante medidas como «la Ley Trans, la imposición de una nueva antropología en la escuela, el pensamiento único, la Memoria Histórica, la amnistía con el fin de pactar con delincuentes y así seguir en el poder, así como el ataque frontal a la separación de poderes». «Ha sido una batería de leyes que nos ha dejado boquiabiertos», ha señalado.

No obstante, el Obispo ha arrojado un moderado optimismo de cara al futuro porque «no es bueno centrar todos los esfuerzos en maldecir las tinieblas» y ha instado a ir «hacia la luz», ya que «siempre hay esperanza». Para lograr ese objetivo, ha emplazado a los empresarios asistentes a su charla promovida por la Cámara de Comercio de Alicante a unirse a propuestas como la de que los negocios creen «un sello de compromiso familiar», al estilo del que ya está vigente en aspectos relacionados con el medioambiente: «¿En una sana escala de valores, no es prioritaria la familia por delante de la ecología? Si es grave el cambio climático, ¿no es infinitamente más grave la desestructuración de la familia?», se ha preguntado en tono reivindicativo.

Esta propuesta ha tenido muy buena acogida entre los presentes en la conferencia. Los que han podido hacer uso del turno de palabra han mostrado su compromiso personal y empresarial con la idea y también se han ofrecido a colaborar en la próxima Feria Diocesana, Lux Mundi, que se celebrará los próximos 19, 20 y 21 de enero de 2024 en la Institución Ferial de Alicante.

El acto ha sido presentado por el presidente de la Cámara de Comercio alicantina, Carlos Baño, que ha censurado los ataques a empresarios sufridos «de forma tremendamente injusta» desde el Gobierno a pesar de que son los que crean «empleo y riqueza», y por el vicepresidente de la institución, Jesús Navarro, que ha valorado tanto a la Iglesia «divina, que idealizamos» como «la del ser humano con errores y aciertos».

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